Leer, escribir cartas, hacer rompecabezas o jugar a las cartas podria retrasar hasta 5 años la aparición de la enfermedad de Alzhéimer.
Así se desprende de una investigación publicada Neurologíala revista médica de la Academia Americana de Neurología.
Y tal y como afirma el autor del estudio, Robert S. Wilson, PhD, del Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago.
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«La buena noticia es que nunca es demasiado tarde para comenzar a realizar el tipo de actividades accesibles y económicas que analizamos en nuestro estudio».
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«Nuestras conclusiones demostraron que puede ser mejorar comenzar a hacer estas cosas, incluso a los 80, para retrasar la aparición de la demencia de Alzheimer».
Para llegar a esta conclusión el estudio hizo un seguimiento de casi 2.000 personas con una edad media de 80 años y que cuando se incluyeron en el análisis no padecían ningún tipo de demencia.
Al inicio del análisis, los participantes información sobre la frecuencia con la que realizaban actividades de estimulación cognitiva (lectura, juegos, etc.)
En concreto se les preguntó sobre 7 actividades, con preguntas del tipo:
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«Durante el año pasado, ¿con qué frecuencia leyó libros?»
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«Durante el año pasado, ¿con qué frecuencia jugó juegos como damas, juegos de mesa, cartas o rompecabezas?».
Luego, los investigadores promediaron las respuestas de cada persona, con una puntuación de uno que significa una vez al año o menos y una puntuación de cinco que significa todos los días o casi todos los días.
Para llegar a esta conclusión el hizo un estudio de seguimiento de casi 2.000 personas con una edad media de 80 que cuando se incluyeron en el análisis no padecían ningún tipo de demencia FIPSE – Archivo
Unos resultados concluyentes
Las personas en el grupo con alta actividad cognitiva obtuvieron un promedio de 4, lo que significó realizar actividades varias veces por semana.
En cambio, adquirieron una puntación media de 2,1 aquellos que sólo realizaron este tipo de prácticas algunas veces al año.
Durante alrededor de 7 años los investigadores realizaron un seguimiento de estas personas con el fin de determinar si desarrollaron algún tipo de demencia. Y para ello fueron sometidos a pruebas cognitivas todos los años.
En este espacio de tiempo, a 457 personas con una edad promedio de 89 años se les diagnosticó la enfermedad de Alzheimer.
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Las personas con los niveles más altos de actividad desarrollaron demencia a los 94 años de medios
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Por el contrario, las personas con la actividad cognitiva mas baja desarrollaron demencia a los 89 años de medios Es decir, con una diferencia de cinco años.
Los resultados fueron similares cuando los investigadores ajustaron otros factores que podrían afectar el riesgo de demencia, como el nivel de educación y el sexo.
A más edad, más actividad intelectual
Para probar la idea de que la baja actividad cognitiva puede ser un signo temprano de demenciay no al revés, los investigadores también observaron los cerebros de 695 personas que aparecieron durante el estudio.
Se descubrirá el tejido cerebral en busca de marcadores de la enfermedad de Alzheimer, como los depósitos de proteína amiloide y tau, pero los investigadores no encontraron asociación entre su nivel de actividad cognitiva y los marcadores de la enfermedad de Alzheimer y trastornos relacionados en sus cerebros .
las personas con la actividad cognitiva más baja desarrollaron demencia a los 89 años de media
«Nuestro estudio muestra que las personas que participan en actividades cognitivas más estimulantes pueden estar retrasando la edad en la que desarrollan demencia», asegura Wilson.
Es importante señalar que, después de tener en cuenta el nivel de actividad cognitiva en la edad avanzada, ni la educación ni la actividad cognitiva en la vida temprana se asociaron con la edad a la que una persona desarrolló la demencia de Alzheimer
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«Sugiere que el vínculo entre la actividad cognitiva y la edad a la que una persona avanzada demencia se debe principalmente a las actividades que realice más adelante en la vida».
Una limitación del estudio es que se basa en un grupo de personas principalmente blancas que tienen altos niveles de educación.
Los investigadores reconocen que es necesario realizar más estudios para determinar si los hechos demostrados hasta ahora pueden ser aplicados a la población general.