Reynés asegura en una entrevista que publica ‘El Mundo’ que, “como se ha demostrado en este verano, el recurso renovable no está disponible ni en la cantidad ni en el momento que se necesita. Son ejemplos la sequía o la falta de viento”.
“Desgraciadamente”, dice, “hoy vivimos una situación a nivel internacional, no solamente español, en donde tenemos por un lado un gas más caro y, por otro, utilizamos más gas para generar electricidad, ya que la generación en tecnologías renovables no dispone de los recursos naturales necesarios, porque hay menos agua por la sequía y ha habido menos viento. Esto implica que se genere con gas la electricidad que necesita el sistema para garantizar el suministro”. Por lo tanto, añade que hay “gas más caro y electricidad más cara por la necesidad del gas” y, además, “las facturas eléctricas incorporan ya el diferencial del coste de compensación de este gas por la llamada ‘excepción ibérica’”.

Por ello, concluye que los precios no van a bajar “en un horizonte previsible, salvo intervención” y agrega que “a todos nos gustaría que los precios bajaran, porque los comercializadores de energía preferiríamos estar en un mercado de precios más bajos que de precios más altos”.

En relación con la guerra de Ucrania, sostiene que “lo que está haciendo el señor Putin con los gasoductos genera un desequilibrio en todos los mercados y el diferencial con el costo del gas se tiene que pagar. Es lo que se llama en la factura la compensación del gas. Dicho esto, la factura habría sido más cara sin el tope del gas”.
Para Reynés, “el primer objetivo que debería tener la Unión Europea es eliminar la especulación del precio del precio del gas, porque el índice de referencia holandés TTF incorpora un sobrecoste muy especulativo en la capacidad y coste de descarga de gas licuado. Eso sí, siempre teniendo el mercado como referencia, porque para la fijación de precios siempre es más seguro lo que define libremente un mercado que las decisiones arbitrarias. También hay que evitar interrupciones que pongan en riesgo la seguridad del suministro”.

También habla de una posible extensión de la vida útil de las centrales nucleares, si bien indica que aunque “todo se podría estudiar y cualquier nuevo escenario es posible”, lo primero que tiene que haber, “aparte de la viabilidad técnica que existe, es una decisión en clave de política energética que hoy yo no la veo”.