El consejo de administración de Twitter ha decidido finalmente vender la compañía a Elon Musk, el hombre más rico del mundo y presidente ejecutivo de Tesla. En Twitter, la red de la conversación, la personalidad del nuevo dueño ha provocado un enorme debate y varias tendencias globales. Hay quien cree que Musk llevará a la compañía a nuevas metas, hay quien cree que la única alternativa es huir para siempre de Twitter y hay pocos que no se pronuncian.
Pero es probable que el futuro sea algo más templado.
El discurso del propio Musk sobre Twitter es que lo compra para mejorarlo, no por dinero ni por influencia. El mayor análisis de su compra lo hizo el 14 de abril en una charla TED, el mismo día en que se hizo pública su oferta. Su tesis es que Twitter necesitaba más claridad en las normas, más transparencia en los algoritmos y más libertad en el discurso. Los eran detalles, sin embargo, escasos.
Su gran intención, siempre según sus palabras, es salvar la democracia: “Es muy importante que haya un escenario inclusivo para la libertad de expresión”, dijo. “Twitter se ha convertido en una especie de plaza pública de facto, por lo que es realmente importante que la gente crea y perciba que puede hablar libremente dentro de los límites de la ley”, agregó.
Este recurso es indispensable tanto para “el funcionamiento de la democracia en EEUU como en muchos otros países”, dijo.
Para que haya menos dudas, el algoritmo de Twitter debe estar colgado en GitHub, la plataforma de código abierto, y otros programadores deben poder hacer comentarios y sugerencias, “como ocurre con Linux y Signal”, dijo. También los usuarios deben ser perfectamente conscientes de por qué se toman decisiones: cualquier acción de por qué se promueve o no un tuit “debe ser evidente, de modo que no haya manipulación tras bambalinas, ya sea algorítmica o manual”, agregó.
Espero que hasta mis peores críticos permanezcan en Twitter, porque eso es lo que significa la libertad de expresión.
— Elon Musk (@elonmusk) 25 de abril de 2022
Sobre la libertad de expresión admitió ser “absolutista” y dijo que gritar fuego en un teatro lleno “debería ser un crimen”. El modo en que se encontró para definir qué es defender la libertad de expresión fue este: “Una buena señal de libertad de expresión es que alguien que no te gusta puede decir algo que no te gusta. Si eso es así, tenemos libertad de expresión”, dijo.
Tras esa frase, los periodistas han sacado numerosos ejemplos de veces en las que Musk intentó acallar o limitar el discurso de alguien que no le gusta, como cuando llamó “pedófilo” a un submarinista de una cueva tailandesa, cuando persiguió y espió a un ex empleado por hablar con la prensa o cuando bloqueó una cuenta de joven de Florida que publicaba en Twitter todos los vuelos de Musk.
No tengo idea de si Musk empeorará Twitter, pero cualquiera que crea que Musk se preocupa por proteger el discurso, por favor, hmu, ¡tengo algunos puentes interesantes que me gustaría venderles! pic.twitter.com/p7XfnOhOYE
—Lincoln Michel (@TheLincoln) 25 de abril de 2022
Aquí es cuando empieza el debate real sobre qué implica que la persona más rica del mundo pueda hacer lo que quiera con una de las plataformas principales de comunicación. Esta compra no es Jeff Bezos adquiriendo el El Correo de Washington o Rupert Murdoch, el Wall Street Journal. Cuando le preguntaron por qué le parecía que la persona más rica comprara Twitter, su respuesta fue reírse de Mark Zuckerberg: “Tiene Facebook, Instagram y WhatsApp con una estructura que permitiría a Mark Zuckerberg XIV seguir siendo el propietario. No ocurrirá eso con Twitter”, dijo. Pero esa respuesta no impide admitir que ahora lo use en beneficio de Elon Musk.
Antes de valorar cómo, dijo que no lo hacía por dinero: “Mi intuición es que tener una plataforma que tiene la confianza de todos, inclusive, es extremadamente importante para el futuro de la civilización. No me importa el dinero”, dijo. Una cosa es que no le importa el dinero y la otra que no perciba maneras de hacer explotar los beneficios de Twitter, además precisamente de controlar una herramienta que le ha dado mucho. Sus comentarios sobre Tesla, SpaceX e incluso la criptomoneda dogecoin le han hecho mas rico.
El acceso permanente a una plataforma así, y que mantenga su influencia, le es indispensable. Pocos entienden la importancia de la atención hoy como Musk. Twitter tiene diez veces menos usuarios que Facebook, Youtube o Instagram, pero su peso no es proporcionalmente inferior.
Aquí llegamos a la política actual. En la charla TED dijo sobre las suspensiones permanentes: “No sé si tengo todas las respuestas, pero creo que sería mejor ser reacios a eliminar cosas y ser cautelosos con las prohibiciones permanentes. Creo que las suspensiones temporales son mejores que las prohibiciones permanentes”. El más célebre de Twitter suspendido es Donald Trump. Su hipotética vuelta a Twitter en 2022 sería la salida de su candidatura a presidente en 2024. En el Partido Republicano ven su llegada a Twitter con buenos ojos.
Musk puede querer devolver su cuenta a Trump como muestra de libertad de expresión, pero también estaría claro que le haría un favor que el hipotético futuro presidente de EEUU podría devolverle con su poder en Washington a favor de Tesla, de SpaceX o de sus problemas con la Comisión de Mercado y Valores. Igual que con Trump, otros gobiernos podrían aspirar a usar Twitter con más libertad o sin etiquetas como “medio de comunicación estatal”. Si es algo, como en China, que puede perjudicar los intereses de Tesla, el conflicto de intereses sería evidente. Las sospechas sobre las decisiones de Twitter serán atribuidas a Musk, para lo bueno y para lo malo. Es probable que ya lo tenga bien pensado.
En su charla, Musk dijo que no editará “tuits personalmente” para explicar por qué un tuit cumple o no las leyes de un país, que es el criterio que se impuso. Pero será difícil dudar que las decisiones relevantes no pasen por sus manos.
Dentro de Twitter, empresa acostumbrada a los jaleos públicos, el ambiente era de mas tension aun que en otras ocasiones. Aparte de todo el debate público sobre Musk, una de sus famas bien ganadas es impulsar a sus empresas hacia la excelencia a cambio de una organización empresarial dura. Es famosa su leyenda sobre cómo dormía en la planta de Tesla en los días más difíciles de la empresa. En la sede de Twitter en San Francisco, el shock puede ser especialmente notorio.
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