Sesenta años de la primera expansión de la Liga Nacional se celebran en la presente temporada: el arribo de los Mets de Nueva York y los Astros de Houston, que entonces se llamaban Colts 45 y ahora están en la Liga Americana. Ocurrió en la campaña de 1962. Entonces era yo un preadolescente que estaba por cumplir 12 años y daba mis primeros pasos en mi culto por el beisbol de las grandes ligas. Y fue ese inicio lo que no permitió que apreciara lo que estaba ocurriendo, de la manera más objetiva. Siempre tuve la impresión, que si bien ambas escuadras daban sus primeros pasos, la de los Mets era algo más importante que los Colts. Obviamente no era sí, pero hoy entiendo que hubo hechos que desvirtuaron el evento, influenciado por los medios de comunicación de la época, y por lo que había ocurrido hasta entonces en los anales de la gran carpa.
Que los Mets fueron apreciados como una escuadra de ligas mayores sin haber realizado un desafío en la gran carpa tuvo su razón, mientras que los Colts sí como conjunto de ligas menores en la ciudad de Houston. Los Mets se instalaron en la ciudad de Nueva York con todo su significado cultural y económico. No habían transcurrido más de cinco temporadas desde que los Dodgers y los Gigantes habían dejado la ciudad sin representantes en el circuito, y los Mets fueron apreciados como sus sucesores, y como la respuesta que tenían los Yanquis a la hora de evaluar el favoritismo. De los Astros, no pocos se preguntarían de dónde habían salido.
Hubo otro golpe maestro a favor y en contra de las dos causas. El primer manager de los Colts fue Harry Craft, un jardinero cuya experiencia como jugador se limitó a seis temporadas intrascendentes entre los años 30 y 40 con los Rojos, ya solo cuatro como managers en la gran carpa, de 1957 a 1961 en la Americana con los Atléticos y en la Nacional con los Cachorros, y tanto o más anónimos que sus días como pelotero activo.
Y los Mets contrataron como piloto a un anciano de 72 años, pero que ya era un preciado como uno de los estrategas más talentosas en los anales de la gran carpa, y que solo bastaba recordar que entre 1949 y 1960, había dirigido a los Yanquis a diez coronas. Con dos lapsos de cinco títulos al hilo, ya la consecución de siete series mundiales. Era tan famoso y apreciado como sus estrellas, Casey Stenge.
Octavos y décimos en la tabla de posiciones
En el terreno, los Colts ocuparon el octavo lugar con 64 victorias, un resultado que no demostró ninguna reacción, mientras que los Mets fueron vitoreados por ocupar el último lugar. Pareciera que el hecho de ser una escuadra perdedora era su máximo atractivo, apenas 40 triunfos por 120 reveses.
Los Colts ganaron 16 de sus primeros 23 juegos, contado el primero 11 a 2 sobre los Cachorros en casa. Los 25 mil aficionados se ilusionaron al ver cómo el cubano Román Mejías pegaba dos jonrones y empujaba seis carreras, y Bobby Shantz vencía a una alineación con cuatro futuros inmortales: el torpedero Ernie Banks, los jardineros Lou Brock y Billy Williams y el antesalista Ron Santo .
Los Mets no se ilusionaron con sus fanáticos. La primera victoria llegó el 23 de abril 9-1 sobre Piratas. El triunfo tuvo en el torpedero venezolano Elio Chacón su factor principal con dos empujada, y tres hits.
Sin hit ni carreras
El 30 de junio de 1962 en Los Ángeles, los Mets fueron dejados sin hits ni carreras por Sandy Koufax, el lanzador zurdo de los Dodgers. Recibieron 13 ponches y 5 bases por bolas. Perdieron cinco carreras por 0.
Negativas y positivas
Nueve fue la máxima cantidad de triunfos consecutivos de los Mets, lo que ocurrió en una ocasión. 16 su tope de derrotas, dos veces. Trece fue el tope de victorias al hilo de los Colts, en una oportunidad. 17 las derrotas seguidas, en una ocasión.